Alguien ha dicho que debiera mostraros cómo miro. Eso sólo puede hacerse de una forma: mostrando mis miradas. Miradas de sirena.

17 enero 2007

UN PAR DE DIA EN ZANZIBAR (día 2 ... y 3 de regalo)


Pero amanece otro día en esta ciudad caótica, llena de ruidos, olores, sabores, colores, que te enloquece los sentidos y hasta te hace mantenerte despierto sólo gracias al inconsciente ese que te obliga a respirar:


Sus mercados embriagan la vista, el olfato, el gusto si no eres un remilguis y pruebas sus frutas, sus zumos, y hasta tu tacto por la diversidad de pieles a tocar: la de la fruta, tan distinta a la que acostumbras, la del vendedor cuando te deja probar algo ... la de las telas, tan recias y, al mismo tiempo, vaporosas.

Fantásticas pinturas llenas de colores fuertes, cestos, máscaras de burdas maderas, estrechas callejuelas de esta ciudad Patrimonio de la
Humanidad que estamos dejando venirse abajo, ya que esas viviendas con ventanas y puertas totalmente talladas son de madera, y requieren un mantenimiento que, la economía de los ocupantes, no puede costear, por mucho turista que vaya allí a verlas.

ATARDECE
De nuevo despedimos el día cerca del mar, viendo primero la ciudad desde el agua, y luego, el agua desde la ciudad, acariciada y embebida por el sol y su, aquí inmensa, luz.




De nuevo de camino, absorvemos todo lo que nos tropezamos, con la sed que traemos unos cocos no vendrían nada mal ahora ... de la que paramos, vemos esas vacas con "joroba" que no habíamos visto antes nunca... bueno,
igual vosotros sí, yo no, yo las he descubierto aquí, en Unguja.
CEMENTERIO

Pues sí, es un cementerio. Pero no como los conocemos nosotros, no, aquí entierran a los suyos junto a casa, en el huerto, y señalan el lugar de esta manera. No es tan tétrico como puede sonarnos, en realidad ellos tienen cerca a los suyos siempre, así lo entienden, y visto así, pues es exactamente lo contrario a tétrico, es hermoso.
Mercado del pescado
Tras casi comprar pescado, pero quedarnos en el casi , Marya nos presenta a sus hermanas y nos invitan a comer con ellas, un fantático arroz con calamar ....



... que en esta estupenda cocina de lujo -porque, tras haber pasado unos días aquí ya sabéis que esto es un lujo- ha preparado esta supercocinera para nosotros.


Hasta aseo tenemos ... es la primera casa con aseo del poblado.



Es imposible, no puede uno evitarlo: las gentes siguen siendo lo mejor de esta isla del Indico, sus sonrisas, sus ojos, sus niños.



¡Venga! Cogemos el transporte público local desde Jambiani a Nunwgi, tardaremos más- siete horas-, pero creeremos por un rato que somos de aquí; pararemos en una escuela de camino, llena de niños esperando esos cuadernos y bolígrafos y lápices de colores que casi da vergüenza regalarles.



Ellos regresan a su casa bordeando la orilla del mar, tras una dura jornada recolectando algas.
De regreso a casa junto al mar
Allí nos esperan las mejores puestas de sol del mundo. Dejando que los sonidos africanos se cuelen en nuestros oídos al tiempo que las suaves olas del mar, haremos mil y una fotos a esa inmersión del sol. De muestra traeremos ésta: las mejores nos las llevaremos en el corazón.
ATARDECER
Cuando ya crees haberlo visto todo, justo cuando estás esperando ese avión que te llevará de nuevo a tu vida normal, miras:
mirando aviones
Así es Unguja. Masais, colores, aviones y oscuridad iluminada. Ellos contemplan el progreso sin curiosidad alguna, y tú estás también contemplándoles a ellos con toda la curiosidad del mundo, desde la distancia que te proporciona el saber que cogerás el próximo avión. Por eso tú eres parte de Unguja.

Glauka

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Ciento ochenta centímetros de sirena morena, incluída cola.