Alguien ha dicho que debiera mostraros cómo miro. Eso sólo puede hacerse de una forma: mostrando mis miradas. Miradas de sirena.

23 agosto 2007

UNA GATA Y EL MAR






Tierra seca, reseca por el azote del sol, endurecida por los arañazos que el sobrevivir, el resistir ante la adversidad le han brindado.





Pequeños oasis logra, aún así, para reververar en vida húmeda, es una rebelde de lo que le ha tocado en suerte y así lo manifiesta en pequeños gestos.




Resiste con firmeza en sus logros, sin importarle su mínima expresión: puede lograrlo y hasta atrincherarse en su éxito









adornando su piel con pequeños brotes de esperanza.

El mar le acaricia.








Sin estridencias, con calma y toda la dulzura que sabe necesaria para aquella costrosa piel de la tierra. Lame sus heridas salitrándolas en busca de su cura,







y, al atardecer, inunda de resquemores sanadores sus bordes, intentando entrar en ella.


Ella se deja hacer. Tímida, decide abrirse al mar, sonreír con la escasa humedad que alberga cerca, muy cerca, de allá donde el mar la besa.











y él, el mar, lima sus asperezas con la lengua espumosa que sabe ha de tener.
















Se yerguen banderas de vida sobre sus heridas, triunfantes, y hasta sueña con ser fértil y acogedora



permitiendo las caricias de otros dedos






y el visionado de aquellos que el mar le traiga













Le deja entrar sin estridencias dejándose visitar por él sin miedos o vergüenza de mostrarle sus heridas







dejando que el sol se muera ahogándose en el mar, su mar, el que lame sus heridas y humedece sus sueños de vida, el que cimienta la existencia de oasis permanentes en los que vivir sobre ella.

El mar se ríe, juntando las labios para besarla con ternura, acaricia los poros que le ofrece calmada, sin miedo ya borrando las huellas que aún resqueman








y festeja con todo su poderío el festín que comparten.


Una gata y el mar © Glauka 2007

(Imagenes tomadas en Cabo de Gata) -más-

1 comentario:

Nómada planetario dijo...

Muy buenas imágenes del Cabo de Gata, hace tiempo que no voy por ahí, me recordó aquellos tiempos, sobre todo unas ruinas en un lugar privilegiado con una pintada que decía así. "Aquí se aplaude cuando el Sol se pone".
Enhorabuena y saludos.

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Ciento ochenta centímetros de sirena morena, incluída cola.