Este es el paseo amable por la costa en la que el mar de tanto en tanto se encabrita. Hoy el mar estaba alegre, jolgorioso y risueño, regalándome sus bailoteos brillantes y acompañándome en mi paseo, quizás porque sabía que necesitaba su energía. Dejó que le respirara incluso tierra adentro cuando se colaba por las heridas que la tierra ha ido admitiendo como propias sorprendiéndome su bramar cuando menos lo esperaba bajo mis pies.
El y yo sabemos que otras veces se revuelve y esa energía me embarga pero no es la que ha de cederme hoy. Hoy sólo puedo sentir su presencia ahí, bajo mis pies, escuchar sus suspiros, gemidos y quejidos, recordatorios no más de que la calma siempre tiene un fin.
El y yo sabemos que otras veces se revuelve y esa energía me embarga pero no es la que ha de cederme hoy. Hoy sólo puedo sentir su presencia ahí, bajo mis pies, escuchar sus suspiros, gemidos y quejidos, recordatorios no más de que la calma siempre tiene un fin.
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Glauka
4 comentarios:
El mar nos habla con sus cambios... Precioso texto e imágenes.
Muchas gracias por pasarte por mi blog. Me gustó el tuyo... volveré y no es una amenaza jejeje
Un beso grande
Inocencia Prohibida
Cómo quisiera estar ahora ahí arriba de esas rocas enormes,
mirando, escuchando y sintiendo el mar revoltoso allá abajo!!!!!!!!!
Cómo quisiera estar ahí....
Que bellas fotos Glauka!!!!
Veo a través de tus ojos, un mar precioso en el que yo tambien quiero aletear!
Que bonito! De donde se trata? se parece a mi Galicia :)
¿Estás vivo?
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